Entre los siglos VII y I a.C., en la zona del sur de España correspondiente a las actuales provincias de Jaén, Córdoba y Granada, el pueblo ibérico dejó un extraordinario patrimonio arqueológico, testimonio de una cultura – en parte aún desconocida – que tras la conquista romana se vio obligada a la pérdida de identidad, de costumbres, de la lengua y de la escritura. Este extenso patrimonio es el hilo argumental del Smart Way – Rutas Andalucía Ibera, que se divide en tres itinerarios turísticos temáticos.
Jaén – Viaje al Tiempo de los íberos
Se articula en nueve lugares de la provincia de Jaén, entre los que destacan la ciudad fortificada de Cástulo en Linares, Puente Tablas en Jaén y Giribaile en Vilches, santuarios como la Cueva de la Lobera en Castellar, los sepulcros principescos de Toya y Hornos en Peal de Becerro y los conjuntos escultóricos Cerrillo Blanco de Porcuna y El Pajarillo de Huelma, este último visible en los museos de Jaén, punto de partida ideal para el itinerario propuesto.
El Museo Ibero de Jaén acoge una exposición temática – titulada La Dama, el Príncipe, el Héroe y la Diosa – para descubrir cuatro figuras emblemáticas del mundo ibérico y su sociedad aristocrática, recorridas a través de más de trescientos hallazgos arqueológicos entre los que destacan los conjuntos de la Cámara Sepulcral de Piquía de Arjona y del Santuario Heroico de El Pajarillo (Huelma), del siglo IV a.C. No muy lejos, el Museo de Jaén alberga el imponente grupo escultórico ibérico de Cerrillo Blanco de Porcuna: las esculturas, que datan del siglo V a.C., cuentan la historia de un linaje aristocrático con representaciones de luchas entre guerreros que destacan por su ejecución y realismo.
A cuatro kilómetros de Jaén, el viaje continúa con la visita al Oppidum Ibero de Puente Tablas. El punto de acceso a la ciudad fortificada y uno de los sitios más interesantes de todo el conjunto, es la monumental Puerta del Sol, construida a principios del siglo IV a.C. y orientada al este, hacia el amanecer.
En los días de los equinoccios de primavera y otoño, es decir, entre el 20 y el 25 de marzo y entre el 20 y el 25 de septiembre, la luz del amanecer ilumina con los primeros rayos la figura de la divinidad femenina a quien está dedicado un santuario cercano a la puerta. Junto a él también se encuentra un santuario construido sobre terrazas, donde encontramos diferentes cuevas, que muy probablemente formaron parte de un rito oracular. El trazado urbano de la ciudad se configura en una cuadrícula cuadrangular diseñada por calles paralelas que discurren a lo largo de todo el oppidum. En un extremo encontramos el palacio del príncipe ibero, con una sala de encuentro en el patio con columnas, un salón de banquetes, una capilla para los antepasados, almacenes, hornos e incluso una bodega.
A unos cincuenta kilómetros al norte se encuentra la Ciudad ibero-romana de Cástulo (Linares), cuya influencia estaba ligada a su posición estratégica en el Alto Guadalquivir y a la pujante extracción de plata, plomo y cobre de Sierra Morena. Este punto jugó un papel importante durante la Segunda Guerra Púnica, que supuso la conquista del Valle del Guadalquivir por parte de Roma. Recorriendo la muralla se llega a la parte más alta de la ciudad donde en los últimos tiempos se han descubierto el célebre León de Cástulo, sorprendente escultura ibero-romana, y el Mosaico de los Amores, considerado como uno de los mayores descubrimientos de 2012.
Cercana se encuentra la Torre de Alba, construcción de la época en la que Aníbal desposó a la princesa de Castulo, Himilce.
A unos cuarenta kilómetros de Jaén, hacia el oeste se puede llegar a la Necrópolis de Cerrillo Blanco (Porcuna), uno de los lugares más emblemáticos de la cultura ibérica: de especial relevancia son las esculturas que datan del siglo V a.C. actualmente expuesta en el Museo de Jaén.
Desde Jaén hay que viajar unos cincuenta kilómetros al suroeste hasta llegar a Ibros y su intacta Muralla ciclópea, integrada en la actualidad en el casco urbano: un importante elemento arquitectónico de la cultura ibérica. En los estudios más recientes, este tipo de estructuras ciclópeas, se han identificado con torres fortificadas y recintos que correspondería a una cronología entre los siglos II y I a.C.
Granada – Valle de la Muerte
El itinerario recorre algunas de las necrópolis más importantes del mundo ibérico: la de Tútugi en Galera y la del Santuario de Baza. La propuesta también se enlaza con el Viaje al Tiempo de los Iberos en los lugares de los sepulcros principescos de Toya y Hornos en Peal de Becerro en Jaén.
Con más de ciento treinta enterramientos, la Necrópolis íbero-romana de Tútugi, a unos ciento cuarenta kilómetros al noroeste de Granada, es una de las mayores necrópolis ibéricas del país. Aquí en 1916 se encontró la famosa Dama de Galera, actualmente expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (existe una copia que se puede admirar en el Museo Arqueológico de Galera). Data del siglo VII a.C., es una pequeña escultura de alabastro que representa a Astarté, la diosa Fenicia de la fertilidad, sentada junto a dos esfinges con un gran cuenco en su regazo.
Desde aquí, siguiendo en dirección a Granada, tras unos cuarenta y cinco kilómetros se llega a la zona arqueológica de Basti (Baza), ciudad ibero-romana con dos necrópolis; en una de ellas se descubrió la estatua de la Dama de Baza, que data del siglo IV a. C. Su entorno ofrece diferentes parajes naturales como el recientemente nombrado Geoparque Mundial de la Unesco de Granada, un escenario ideal para la práctica del senderismo y la bicicleta de montaña.
Córdoba – Los últimos linajes iberos
Una propuesta dedicada a la última fase de la cultura ibérica y el inicio de su hibridación cultural tras la conquista de Roma. Los tres sitios sugeridos son Torreparedones en Baena, Cerro de la Cruz en Almedinilla y Cerro de la Merced de Cabra. En el Oppidum de Ipolca di Porcuna se encuentra el punto de enlace con el Viaje al Tiempo de los Iberos.
El poblado ibero del Cerro de la Cruz (Almedinilla) es un Oppidum, o ciudad fortificada, que data del siglo II a. C. Dispuesto en terrazas artificiales y calles estrechas, la ciudad estaba en su apogeo cuando un incendio destruyó todo el lugar; este hecho coincide con las represalias que los romanos llevaron a cabo sobre las ciudades que se aliaron con Viriato, durante su revuelta.